jueves, 15 de noviembre de 2018

HUACA DEL ZAPATO



Un viejo sembrador de San José, una noche de luna llena, con los viejos caminos y los campos iluminados con mucha claridad, iba andando con su palana en el hombro y con puñado de hojas de coca en la boca, masticando lentamente. De pronto, vio que en la huaca del zapato había una luz que irradiaba un fuerte resplandor, de donde salía un extraño ruido como el de las olas del mar. Una pesadez embargo su cuerpo y su espíritu. Llevado por la curiosidad, se acercó con un poco de temor. De repente, vio una planta de limones que tenía esos hermosos frutos amarillos que en la oscuridad de la noche brillaban intensamente y se mecían sin que ningún viento soplara, invitándolos a cogerlos.
Como sabía que en esa huaca nadie había sembrado limones, tuvo miedo de cogerlos. No atinaba que hacer, quiso correr y huir pero no podía moverse. Se quedó estático, empezó a temblar hasta que sacando un poco de valor y fuerza desde lo más hondo de su ser, estiro la mano y evitando que las espinas del limonero lo hieran, cogió dos limones, los más cercanos y fáciles de tomarlos. Los guardo en sus bolsillos y sin mirar hacia atrás salió corriendo, sintiendo que alguien lo seguía.
Muchas voces y ruidos salían detrás de él pero no les hizo caso y corrió,… corrió como loco, cruzo los campos, salto acequias y por fin desfalleciente, sin aliento, llego a su casa, entro sin decir nada, ingreso a su dormitorio y se quedó dormido hasta el día siguiente.
Al despertar por la mañana, no se acordaba de la aventura pasada durante la noche pero sentía un profundo dolor de cabeza y su garganta reseca. Como pudo se levantó para tomar un poco de agua y meter la mano a su bolsillo dio con los limones, pero su sorpresa fue mayor, cuando al sacarlo vio que esos limones eran de oro, entonces recordó lo que le había pasado.
Dicen que con ese oro compro más tierras y llego hacer un próspero agricultor de la zona.

LA HUACA DE LA CAMPANILLA




A esta huaca se le puso el nombre de la huaca de la campanilla, porque allí se pasó una campana de oro puro.
Al enterarse la policía de Huanchaco, la amarraron con cadenas y después de muchos esfuerzos lo llevaron a Huanchaco, en donde permaneció durante 3 días, después se emprendió vuelo y regresó a la huaca. Pasaron varios días, y la policía de Huanchaco regresó para llevarse la campanilla, en Huanchaco permaneció por cuestión de dos días y después regresó a la huaca.
Cuando llegó a ella tocó varias campanadas. La policía volvió a llevar por tercera vez a la campanilla, la campanilla permaneció en Huanchaco solo por unos días y después desapareció, nadie sabe a dónde se fue. Algunos aseguran que se fue al mar, se sumergió allí, otros dicen que se regresó a la huaca y se enterró allí para que nadie la volviera a llevar.
Por todo lo mencionado le pusieron el nombre de la huaca de la Campanilla.

Turismo en Conjunto Chiquitayab o Chiquitoy Viejo (Arqueología)





El Conjunto Chiquitayab o Chiquitoy Viejo forma parte de los atractivos arqueológico que se encuentran localizados dentro del distrito de Trujillo,  en la provincia del mismo nombre, departamento de La Libertad.
Los restos arqueológicos que se encuentran dentro de este complejo parecerían haber sido un palacio de la cultura Chimú, que fuera ocupado entre los siglos IX y XV de nuestra era. Este conjunto se ubica bastante cercano del pueblo del mismo nombre y cuyo significado aún no queda del todo claro, mas se sabe que se ve formado por palabras de origen Moche, y que revelan un posible culto a la Luna.
Se sabe que este conjunto arqueológico tiene el aspecto de ser una imponente ciudadela que comprendía una superficie total de veinte hectáreas, dentro de las cuales resalta el palacio, además de espacios residenciales, posiblemente ocupados por el pueblo, y que, a diferencia de la estructura principal, se encuentran hechos a base de quincha y contaban con la presencia de fogones.
El Conjunto de Chiquitayab es importante también por encontrarse unido con el Complejo Arqueológico de Chan Chan, a través de un muro del que hoy en día solo quedan vestigios. Sobre el palacio que se encuentra en este conjunto arqueológico, aquel impresionaba a la vista por sus altos muros que podían alcanzar hasta los 8 metros; la seguridad del palacio era tal que para ingresar a este solo existía una única puerta que se encontraba en la pared norte del mismo

El Becerro Encantado en la Huaca Colorada o Huaca que Tiembla.



Vi basura, desmonte, carretera por encima de restos arqueológicos que se van perdiendo poco a poco y a esa pérdida se suma la existencia absurda de una granja de pollos en una zona intangible. Aún así, aparece el relato de un animalito que fue codiciado hace muchísimo tiempo. El relato escrito al pie de la letra nos narra el profesor Carlos Sánchez Vega quien le llama de manera corta "El becerro encantado".
"Cuentan que el viejo huaquero Matías, que vivía en Llamipe, llevado por la codicia de querer apoderarse del becerro de oro, que en plena Luna llena solía salir en la cima de la Huaca Colorada o Huaca que Tiembla, organizó una expedición con los más experimentados huaqueros de la comarca.
Llamipe. Caserío antiguo desde donde se inicia el relato del Becerro Encantado. Lugar natal de Don Matías
Fue un viernes del mes de mayo que salieron del pueblo de Llamipe con dirección a dicha huaca. Estaban decididos a todo. Atravesaron las ruinas de “Chiqtoy” o “Chiquitoy Viejo” y luego de una hora de camino llegaron al pie de la huaca. Esta era alta, de color rojizo, semejante a la arcilla quemada. Tenía forma piramidal y no se notaba en ella huella de haber sido saqueada.
Huaca Colorada
Bebiendo y chacchando esperaron que llegara las 12 de la noche para subir hasta la cima. La noche estaba iluminada por la Luna y el firmamento se encontraba tapizado de luceros. En total eran cinco los que participaban en aquella aventura. Llevaban linternas y sogas, pues pretendían enlazar al becerro para que no se les escapara. Minutos antes de la hora señalada, empezaron a escalar.
A las 12 en punto la huaca empezó a temblar. Todos estaban intranquilos y atentos en espera de que saliera aquel brillante y famoso becerro.
De pronto, y cuando menos lo esperaban, surgió el becerro de oro y su brillo los encegueció a todos. Cuatro se lanzaron sobre él con la finalidad de cogerlo. Ocurrió entonces algo sorprendente: la parte central de la huaca se abrió y el becerro, junto con los que habían cogido, fueron tragados y sepultados en medio de un ruido ensordecedor.
Luego vino un silencio sepulcral como si nada hubiera acontecido. Cuentan que al día siguiente, encontraron al huaquero Matías divagando por los arenales, había perdido la razón y hablaba cosas sin sentido. En la actualidad es la única huaca del valle Chicama que cambia de color conforme pasan las horas del día, que tiembla a las doce de la noche y a la que los huaqueros respetan y no se atreven a profanar sus secretos

LA LEYENDA DE LA LAGUNA DEL PATO



En la época en que recién
se estaban formando las actuales Haciendas Azucareras, existían en el valle extensas y hermosas lagunas. Con el devenir del tiempo y como producto de las sequías y perforación de pozos tubulares, la mayor parte de ellas terminaron por secarse.
Cerca al cementerio de Chiquitoy, distante dos km. del centro poblado, existía la famosa Laguna del Pato, la misma que se había formado a consecuencia de la filtración de los puquios. Sus aguas eran un tanto turbias y estaba rodeada de juncos, totoras y pájarobobos. Adoptó este nombre porque en ella pernoctaban grandes cantidades de patos silvestres.
La gente visitaba este hermoso paraje no tanto por la pesca, sino por la cacería de estas aves multicolores. Sucedió que un tiempo a esta parte empezó a difundirse la idea de que la laguna estaba encantada, pues ciertas noches de luna llena, habían visto bañándose en ella a una deslumbrante pata con sus patitos, todos de oro.
Dicen que en medio de la noche resplandecían como joyas sobre la superficie de la laguna y que muchos incautos perecieron ahogados por tratar de cazarlos vivos. Cierto día uno de los sobrinos de la familia Orbegoso, dueños de la hacienda, enterado de su existencia intentó darles caza; pero todo fue en vano; la pata  y sus patitos, cada vez que los perseguían, aparecían y desaparecían en el agua con el propósito de cansar y lograr que sus ambiciosos cazadores se ahogaran. Buscando aquel tesoro algunos intentaron secar la laguna, pero tampoco pudieron hacerlo. Sin embargo, años después y en forma misteriosa, la laguna empezó a bajar su caudal de agua.
La pata y los patitos de oro dejaron de aparecer en las noches de luna. Finalmente la laguna terminó por secarse sin que nadie hallará nada en sus fangosas profundidades. Muchos piensan que la laguna se secó porque la pata y los patitos de oro, cansados de ser perseguidos, decidieron emigrar a la laguna El Toril, que se ubica entre Salamanca y la Cruz Verde.

LA DAMA MISTERIOSA


Al atardecer como es de siempre, Guillermo un chico de unos  20 años, que vive con sus padres, en un lugar en medio del campo, en un anexo de la provincia Ascope del distrito de Casa Grande, que toma el nombre de Molinos de Cajanleque. Va por un camino de tierra y se dirige a tomar su movilidad a un pequeño asentamiento humano llamado Mariposa Leiva.
El sol se ocultaba, y los últimos suspiros de la tarde llegaban; es hora del paso a la noche. Estos últimos rayos que se extendían a lo largo del anaranjado horizonte, dejan en el joven, un sentimiento de tristeza, por dejar sus tierras por este corto periodo. Pero también viene a su memoria los anteriores días en donde pudo pasar horas agradables en compañía de sus familiares en la dulce tierra.
Un hosco aire acaricia su bronceado rostro y una sensación de quietud acompaña el morir del día. Ahí precisamente  cuando el sol y el cielo toman un color anaranjado  y caen la sombra dando cabida a la noche. Guillermo  con los zapatos polvorientos de tanto caminar, se desvanece en la oscuridad del campo sin la presencia de luz de luna. Él va silbando una vieja tonada de alguna canción antigua. Silva de rato en rato para sentirse acompañado; ya que el destino que tiene, es largo, y el tropiezo de piedras en la oscuridad ya instalada, es inminente. El  muchacho sintiendo los pies cansados, sintiendo el viento en su cara morena, quemada por el laborioso trabajo de campo. Piensa en su enamorada, piensa en una bella joven, que dejó  en Casa Grande. Recuerda en ella la dulzura de su rostro y le viene a la memoria. El fin de semana pasado, donde estuvo en enemistad, y que ahora va decidido esta vez a arreglarlo todo con ella; ya que de nuevo volverá a encontrarla en el barrio donde también viven sus tíos.
Por curioso que a veces se presentan las cosas. De repente a lo lejos del dicho camino, divisa el joven una silueta de una hermosa muchacha, que para  las circunstancias y la  hora, no son exactamente las adecuadas. Y como de esperarse por parte del muchacho, decide ir tras ella, adelantándose rápidamente, para hacerle compañía a aquella señorita y de paso buscar una amistad con ella.
Solo la penumbra estaba de anfitriona en el lugar, y la luna solo daba algunos guiños a lo lejos. Pero las situaciones eran propicias para él, ya que el camino era largo y es más fácil llegar al destino en compañía .
Guillermo, mientras va hablando con su nueva amiga, trata de verle el rostro, pero en la negra noche, no puede divisar nada.
Raro lo que después ocurre, cuando llegaron los dos a su destino, al paradero de  Mariposa Leiva. Ya que ahí precisamente, todos toma la movilidad para ira a Casa Grande, y en ese lugar también junto está, la carretera Panamericana norte y por ahí pasan los ómnibus que tiene como ruta, el Puerto Malabrigo, hasta la ciudad de Trujillo. En  el caso de Sandra, los dorados que van de ruta y parando en los distintos paraderos del valle Chicama, hasta llegar a la ciudad de Trujillo. Y en el caso de Guillermo, el comité de autos que va a Casa Grande y paran en Mariposa Leiva.
De repente un  ómnibus de la  empresa Dorado se divisa a lo lejos y hace destellar sus faros para ver si hay gente esperando en aquel cruce y sin más, hace su parada ahi. Guillermo ve que  apresuradamente Sandra sube al ómnibus. Como es de esperarse Guillermo trata de hacerle compañía también dentro  del bus, y sube también apresuradamente. Pero, al ver por el corredor y los asientos, se da con la sorpresa que no estaba y como en el ómnibus venía mucha gente, Guillermo piensa en que de repente, en Chocope la ve bajar. Pero fue raro lo que sucedió a continuación.
Sucede después, que al llegar  el ómnibus al anexo de Chocope,  el joven se dio con la sorpresa de que Sandra no bajaba del bus. Se quedó desconcertado al ver  que no bajaba la joven. El muchacho confundido de lo que pudo haber pasado, piensa en lo más lógico y posible. Piensa que a lo mejor Sandra, cambió de idea y fue a Trujillo; ya que el ómnibus que habían abordado, también tiene por destino final, aquella ciudad.
Pasaron muchos días, y Guillermo olvido el acontecimiento  y siguió normal con su vida. Pero  por casualidad del destino, una tarde que iba por el mismo lugar, encuentra por aquel camino, a Luis, quien era el hermano de Sandra, y le habla de su encuentro con aquella muchacha.